El mercado automotriz en Europa se enfrenta a una transformación clave con la llegada de la normativa CAFE (Corporate Average Fuel Economy) que entro en vigor a principios de este año 2025. Esta regulación establece un límite de “93,6 g/km de CO₂” para la flota de vehículos nuevos de cada fabricante. Superar este umbral implicará sanciones económicas significativas, lo que obliga a las marcas a acelerar su transición hacia tecnologías más limpias o en caso de superar el limite establecido de CO2 aumentar el precio de coste.
Las marcas deben ajustar su estrategia para cumplir con los nuevos estándares. Los vehículos de combustión interna generan emisiones superiores a las permitidas, lo que obliga a los fabricantes a aumentar la oferta de modelos eléctricos o híbridos para equilibrar el promedio de emisiones. De no hacerlo, se enfrentarán a multas por cada gramo de CO₂ adicional, lo que afecta al bolsillo del cliente final.
En España, la adopción de vehículos eléctricos ha crecido, impulsada por incentivos gubernamentales y la necesidad de cumplir con la normativa. Sin embargo, el ritmo sigue siendo lento en comparación con otros mercados europeos además de que por ahora el PLAN MOVES esta sufriendo cambios y no sabemos al 100% como será. Además, la llegada de fabricantes chinos con modelos eléctricos competitivos está alterando el panorama, obligando a las marcas tradicionales a adaptarse rápidamente.
El cumplimiento de la normativa CAFE dependerá de la capacidad de los fabricantes para innovar y ofrecer opciones más eficientes. A pesar de barreras como el alto coste de los vehículos eléctricos y la infraestructura de carga limitada, la industria debe acelerar su transformación.
Este año 2025 marcará un punto de inflexión en la movilidad en España y Europa. La normativa no solo representa un reto para los fabricantes, sino también una oportunidad para redefinir el mercado automotriz hacia un modelo más sostenible y eficiente.